El Congreso Internacional MUJERES, ESFERA PÚBLICA Y PARTICIPACIÓN DESDE LA INTESECCIONALIDAD, con tres jornadas de dedicación (20, 21 y 22 de marzo de 2024), pretende abordar de manera detallada el problema de la crisis de representación de algunos colectivos de mujeres que, ya insertos en la reivindicación feminista, sin embargo, no están respaldados por un diálogo, desde la participación social y política, con las instituciones.

Todo ello se hará desde la interseccionalidad, desde la óptica jurídica y politológica que parte de la idea de una crisis del concepto de representatividad y del propio sistema político-participativo. Distintos enfoques, desde distintas disciplinas, expresan que el fomento de la ciudadanía participativa puede ser una forma colectiva de integrar necesidades e intereses entre iguales dentro de una comunidad política que apuesta por que la ciudadanía sea social y no sólo política.

El Estado Social y Democrático de Derecho implica que la ciudadanía social no quede reservada a unos u otros colectivos, sino que apueste por otorgar la posibilidad a todas las personas de hacerse presentes y que sean protagonistas en la medida en que quieran hacerlo. Aquellas mujeres que más riesgo de exclusión sufren (mujeres racializadas, mujeres migrantes, mujeres discriminadas por razón de identidad de género y orientación sexual, mujeres del mundo rural, etc.) requieren que se visibilice esta parte del feminismo; pues, sus organizaciones son canales de participación privilegiada, de los que parten las reivindicaciones de sus dificultades concretas.

Como es sabido, la organización social y política favorece la participación directa al tiempo que obliga a concretas formas de intervención social; por lo que al olvidar desde la agenda política a estos colectivos de mujeres hace en ocasiones que la intervención desde los poderes públicos carezca de sentido o no consiga dar respuesta efectiva a todas las personas.

Poner en valor a estos colectivos y, en suma, a estas mujeres pretende ofrecer a los poderes públicos la idea de que la desigualdad estructural parte de un déficit de representación de necesidades e intereses de determinadas mujeres, como las que se insertan en los colectivos y mencionados. Esto es, si queremos inclusión debemos asumir que hay que garantizar una adecuada representación de todos los grupos dentro del feminismo para acabar con la discriminación de todas las mujeres. Y, por ello, la Universidad es un espacio donde se les puede dar voz, integrando las dimensiones política, social, económica y civil con el objetivo de apostar por la interculturalidad como un valor a salvaguardar.

Este congreso, supone así, desde un enfoque multidisciplinar, presidido por el Derecho Constitucional y la Ciencia Política, a partir de la perspectiva de género y la interseccionalidad, en cuanto categorías analíticas; otorgar un cierto estatus a estas mujeres y posibilidades para luchar por un conjunto de derechos de cuyo ejercicio efectivo son excluidas. Al tiempo, expresar la necesidad de que comiencen a asumir responsabilidades y generar un diálogo para con las instituciones, de tal forma que sin arrebatarles las identidades que les son propias tengan un mayor sentimiento de pertenencia a la comunidad.

La participación puede significarse como una herramienta de inclusión, desde la interseccionalidad. Es decir, las necesidades políticas, sociales y económicas de las mujeres migrantes, romanís, rurales, discapacitadas, etc. deben ser el centro de atención de la agenda política y, para ello, debemos comprender a los grupos vulnerables a los que pertenecen, pero también a los colectivos que reivindican su no exclusión como parte del conjunto de la autoorganización colectiva que, desde el plano social, reivindica una mayor autonomía y libertad de estas mujeres. La mayor participación de estas mujeres y colectivos puede también favorecer un mayor consenso y un mejor compromiso político en pro de la interculturalidad. Pues, sin duda, huir del miedo y ganar poder, puede coadyuvar en la toma de control de los procesos de tomas de decisiones, para que estos se alejen de prejuicios que tradicionalmente se les asocian.

En este sentido, queremos apostar por generar un foro de debate y análisis que contribuya al ejercicio efectivo de la participación social y política, cuyo entendimiento dogmático ha de ser el del ejercicio efectivo de derechos y libertades en el marco de una democracia social. La alimentación de la interculturalidad de la participación y de la esfera pública desde una óptica interseccional, sin duda, nos ofrece la oportunidad de tomar una mejor conciencia desde la Academia y desde las instituciones para desechar procesos de socialización que, en la escuela, en las familias, en el tercer sector, en los medios de comunicación o en las organizaciones y partidos políticos, siguen presentes. Hay que potenciar, por todo ello, un impulso de la ciudadanía activa implicando a todas aquellas mujeres que no han sido objeto de reivindicación por el feminismo tradicional y hegemónico, condenándolas al sometimiento continuo a la masculinidad hegemónica.

Es, sin duda, una apuesta definitiva por una mayor cohesión social que parte de la reivindicación de estas mujeres como plenos sujetos de derechos integradas en una sociedad democrática. Lo que conduce a este congreso a reivindicar más espacios para ellas en los medios, en la toma de decisiones y en el marco de la colaboración público-privada. Lo que puede coadyuvar para construir una sociedad más plena, democrática e inclusiva. Por ello, pretendemos que estas mujeres tengan un sitio en el espacio social y político, así como en el entorno académico-científico, que tengan derecho a la voz y a opinar contribuyendo a una mayor amplitud de la esfera pública y que desarrollen un mayor sentimiento de pertenencia.

 

Actividad financiada a través de la Convocatoria de subvenciones destinadas a la realización de Posgrados de Estudios Feministas y de Género y Actividades del ámbito universitario relacionadas con la Igualdad para el año 2022 (EXP 18/2ACT/22) del INSTITUTO DE LAS MUJERES